“LO NUESTRO ES CUMBIA LESBIANA, GAY, MARICA, TROLA Y TRANSFEMINISTA”

Cáliz Marea se define como una banda de cumbia transfeminista que apuesta “por el disfrute y la liberación” con la idea de “generar espacios de comodidad para todes con nuestra perspectiva es aún mayor”. En conversación con Fixiones, les integrantes cuentan cómo surgió la banda y el modo en que articulan la militancia con el disfrute a través de la música y el baile. 

Por Juan Schtivelband Guindi  |  Fotos: Martina Solari Arena

Cumbia, militancia, transfeminismo. Con esas premisas nació Cáliz Marea, un espacio de encuentro, de construcción y reflexión “desde las ganas de hacer música entre pibis y desde la lucha, la movilización” reconocen desde la banda. Con recorridos personales y musicales diversos, atravesades por la marea verde, se conformó una banda que se inscribe en el círculo de la cumbia transfeminista –conformado por bandas como Sudor Marika, Cumbia Queer y Cachitas Now–, y que hoy en día presenta una formación de siete integrantes: Camila Gómez Grandoli -voz y güiro-, Natal Delfino (Taty) -batería-, Abril Joseph -saxo alto-, Camila Álvarez-Trompeta-, Camila Mancilla Pais -teclado-, Tatiana Ivana Avila (Ivi)-bajo y 2da voz- Agustina Ricardi -Guitarra-.

“Cáliz surgió en un besazo en Once, allá por 2018, para protestar por la violenta e injustificada intervención de la policía cuando dos pibas se estaban besando en la vía pública. En ese momento de lucha, con una compañera que ya no forma parte del grupo, decidimos ponernos a tocar y expresar nuestra música”, relata Camila Gómez, cantante y fundadora. Aquella situación de hostigamiento no fue una expresión aislada durante esos años. Otro ejemplo traído por la entrevistada fue la persecución realizada a Marian Gómez y Rocío Girar, dos mujeres que se besaban en Constitución y fueron atacadas por la policía en octubre de 2017. Marian fue procesada y acusada de resistencia a la autoridad y lesiones graves, hasta su absolución recién en 2021. “Lo que sucedió con Marian y con Rocío también nos encontró reclamando ante la injusticia y marcando un poco la cumbia de resistencia y lucha que hacemos hoy en día”, retoma la cantante.

   

LA CUMBIA COMO HERRAMIENTA POPULAR DE DISFRUTE

¿Cómo se articula la música y las perspectivas de géneros?, ¿qué propone la cumbia transfeminista?  La cumbia siempre fue un espacio un de lucha simbólica: la cumbia “villera” producida por los sectores marginados, la cumbia “santafesina”, la cumbia como espacio popular; es la creación popular de momentos de placer, de ocio y de liberación. A la cumbia históricamente se le asignó un lugar inferior en relación a otro tipo de música. Siempre fue vista como vulgar, como música de fiesta, menos compleja o elevada. La cumbia transfeminista no es la excepción.

“La desvalorización a la cumbia, a la que muchas veces tildan de ‘fácil’, se debe a su impronta popular, de goce y de disfrute”, analizan desde la banda. Y aclaran: “desde Cáliz no solamente hacemos cumbia, lo nuestro es cumbia lesbiana, gay, marica, trola y transfeminista. Nuestra apuesta por el disfrute, la liberación y nuestra idea de generar espacios de comodidad para todes con nuestra perspectiva es aún mayor”.  

La cumbia es un estilo que se escucha en los distintos rincones del país, en fiestas, en eventos y en las calles de los barrios. “Lo que tiene de interesante la cumbia es que es popular y atraviesa a la sociedad entera. Pese a que se escucha mucho comentarios como ‘escucho y me divierto con la cumbia en fiestas, pero no me gusta’ o ‘es música para pasar el rato nomás’. Si bien puede ser cierto que no tiene por qué ser una música que le guste a todo el mundo ya que escuchen, se diviertan y disfruten, llega a esas personas y es necesario blanquear esa situación y dejar de negar esos gustos populares que tan bien nos hacen, señala Camila Gomez Gandolfi.

Pensar en la cumbia es, además, pensar en el baile, en la forma en que los cuerpos se activan al reconocer cierto ritmo musical que produce movimientos casi instantáneamente, tanto en los públicos como en las bandas que la producen. “Hacer cumbia significa hacer otro tipo de música, generar otro tipo de sensaciones en las personas que están escuchando. En lo personal, me tocó dar conciertos de música clásica o incluso fechas con bandas de rock, donde ves que quienes te están escuchando, te miran, te escuchan y te aprecian, pero siguen en un lugar de espectadores. Es muy distinto hacer música para que la gente baile, se ría, disfrute. Lográs interpelar a las personas de otra manera”, aporta Abril Joseph, la saxofonista. 

 

Esta forma de transformar los cuerpos a través de la música se ve atravesada por la perspectiva transfeminista de la banda. Para Agustina Ricardi, guitarrista de Cáliz, es fundamental remarcar que lo que hacen no es solo cumbia: “hacemos cumbia lesbiana, diversa, más fuerte, que viene a romper con todas las formas que nos trataron de imponer. Por eso es un mensaje tan cargado, por eso para nosotres representa tanto la cumbia transfeminista”.

EL MOVIMIENTOS TRAVESTI–TRANS Y LA MÚSICA

 

El 23 de mayo de 2012 se promulgó en Argentina la Ley 26.743 de Identidad de Género, que establece el derecho a la identidad de género de las personas. Esta normativa, considerada pionera en el mundo en términos de avances de derechos sociales, fue fruto de una lucha colectiva con la intención de exigir y garantizar una sociedad más igualitaria y con mayor inclusión en todos los ámbitos, sociales, políticos, económicos y culturales. 

A pesar de que la ley entró en vigencia hace ya más de una década y que se han ido logrando otros avances jurídicos en los últimos años –como la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) (2006), la Ley de Cupo Laboral Trans (2015), la Ley de Acceso al Empleo Formal Diana Sacayán (2021) Lohana Berkins y el DNI No Binario (2021)–, la comunidad trans sigue sufriendo exclusión, discriminación y maltratos en distintos ámbitos. El escenario de la música no es la excepción. A raíz de esto, Natal Delfino “Taty” –baterista– y Tatiana Ivana Avila “Ivi” –bajista y 2da voz–, integrantes trans de la banda, reflexionan acerca del movimiento trans en argentina y su espacio en la música. “Hablar de transfeminismo es ponerle el tinte político a la situación. Es evidenciar parte de su recorrido en las movilizaciones, visibilizando la lucha del colectivo LGBTIQ+, que siempre tuvo como lugar de pertenencia las calles en pos de reclamar una vida digna para les compañeres”. 

Este año se cumplieron 30 años de la primera Marcha del Orgullo en la Ciudad de Buenos Aires. Bajo la consigna “La deuda es con nosotres”, mantiene desde 1992 los objetivos de visibilizar, los reclamos, las conquistas y el orgullo por su orientación sexual, identidad y expresión de género.  Una de las características que plantean los movimientos transfeministas es su trasversalidad con todos los ámbitos. Se trata de romper los límites y estándares para incluir y proponer nuevas reglas. Taty, el baterista y uno de los fundadores de Cáliz, habla precisamente de la trasversalidad del transfeminismo en la cumbia, de su proceso personal y el acompañamiento de la banda: “soy un varón trans, y me tocó hacer mi transición dentro de Cáliz. Por eso representa para mí un montón de sensaciones y a la vez siento que me fui mimetizando con la banda y la banda también conmigo”. 

Desde esta perspectiva, la cumbia algo similar: abarcar y llegar de distintas maneras a mucha gente. “En la banda siempre tuvimos la idea de transmitir ese mensaje de lo que es el movimiento transfeminista y desde nuestro lugar se da con la composición de las canciones”, afirma Taty. A su vez,  “Ivi”, la bajista y 2da voz, cuenta que la cumbia representa para ella una forma de inclusión y liberación. Recuerda su sorpresa ante la predisposición de Cáliz “para integrarme a una banda que ya venía conformada y se veía muy profesional”. 

“Siempre fui una persona poco sociable, bastante ermitaña y desde que transicioné me volví más ‘anti’ todavía  por una cuestión de pragmatismo, no me siento bienvenida en la mayoría de los lugares en general e incluso no me uní a un montón de proyectos musicales por esto y por temor a tener que pagar derecho de piso”, aclara. Por todos esos motivos afirma  “y por su forma de hacer cumbia”, afirma que “en Cáliz me encontré con un espacio de comodidad”. “Hoy en día la cumbia representó volver a sentirme cómoda saliendo un poco al mundo de la joda, a salir y a estar subida a un escenario haciendo la que me gusta, generar un espacio cómodo para la gente marginada que termina siendo una forma de combatir e incomodar al status quo”, asegura con convicción.  

ORGANIZADES COLECTIVAMENTE 

 

Cáliz propone generar y formar parte de un círculo de la cumbia transfeminista que busca crear espacios de reflexión y comodidad tanto a quienes escuchan como a quienes quiere hacer música. Los ejemplos que traen son bandas como “Sudor Marika”, “Cumbia Queer”, “Cachitas Now”, que pertenecen al mismo circuito pero con distintas trayectorias y propuestas, y aportan a construir una cumbia para el disfrute que se expanda cada vez a más lugares. 

Sus integrantes consideran que queda mucho por avanzar dado que “el ambiente de la cumbia, y de la música en general, es muy machista todavía”. A su vez, denuncian que “no nos invitan a tocar a lugares tradicionales de cumbia donde todavía la cumbia transfeminista no ingresó ni les interesa que ingrese.” Sin embargo, el circuito de la cumbia se expande cada vez más y sus formas de organizarse también. “Durante la pandemia surgió Cumbieres Organizades, un espacio de acompañamiento entre quince bandas de cumbia ‘under’ –y no tanto–, que nos encontrábamos a diario en distintas fechas, que nos fuimos conociendo y compartiendo escenarios. Desde estos vínculos surgió la idea de organizar un gran evento en el espacio cultural El Maquinal, que fue La Escandalosa, un ciclo de fechas de cumbia durante todos los findes de de septiembre. Se vivió un intercambio musical y cultural que permitió generar vínculos con bandas que quizá no son del mismo circuito, permitió escuchar música nueva y, sobre todo, darle lugar a bandas como nosotres, que las hay y bastantes, que buscan disfrutar y hacer disfrutar, tocando cumbia y creando espacios seguros y cómodos desde una perspectiva transfeminista ”, comentan para finalizar.

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