LAS PLATAFORMAS MEDIÁTICAS COMO ARENA PÚBLICA

En esta nueva entrega de Fixiones sobre la comunicación y las nuevas tecnologías, los especialistas Santiago Mazzuchini y Damián Fraticelli, y los usuarios “La política en memes” y “Perón del Conurbano” reflexionan sobre el humor y el la discusión política en el universo de las redes sociales. 

Por Juan Schtivelband Guindi  |  Foto: Melisa Molina

¿Cómo caracterizar la dinámica de las plataformas mediáticas?; ¿qué límites y posibilidades presentan?; ¿cuál es el rol de los usuarios en las plataformas, se adaptan completamente a las lógicas impuestas o hay posibilidad de disputa?; ¿qué función y posición adopta el humor en estas nuevas lógicas? Estas son algunas de las preguntas de la nueva entrega de Fixiones sobre el estado de la comunicación actual ante el crecimiento cada vez mayor de las plataformas privadas mediáticas en todos los aspectos de la vida social. Para intentar abarcar distintas dimensiones del campo, Fixiones conversó con Santiago Mazzuchini –licenciado de la carrera de Comunicación Social de la UBA, Magíster en Comunicación y Cultura  y especialista en plataformas mediáticas –y con Damián Fraticelli –doctor en Ciencias Sociales de la UBA, profesor e investigador de la UBA y la UNA. Además, mantuvo una serie de intercambios de manera virtual con lxs usuarixs de Instagram y Twitter: “La política en memes” y “Perón del Conurbano”, para conocer su experiencia como usuarios activos, quienes poseen una comunidad de seguidores y de los cuales no se conoce la identidad de la persona que maneja las cuentas. Ambxs usuarixs se caracterizan por tener una gran cantidad de seguidorxs y utilizar abiertamente las plataformas como herramienta política y de difusión masiva de contenidos.  

El territorio de las plataformas digitales se encuentra constantemente en disputa entre distintos actores y las propias plataformas, con actualizaciones, nuevas funciones, “innovaciones” diarias que responden a la intención de copar ciertas funciones y necesidades tal como ya lo hacen otras plataformas. Sin embargo, las más utilizadas, como Twitter, Instagram, Facebook y TikTok, siguen manteniendo especificidades que tienden a abarcar la mayor cantidad de espacios y remarcar sus características únicas para los distintos ámbitos. Mazzuchini las distingue y comenta que “Twitter es una plataforma de comunicación instantánea donde, a diferencia de Facebook o Instagram que poseen un aire más bien familiar, predomina la conversación y la discusión pública. Allí la exposición es mayor en cuanto a lo que se dice o se muestra porque lo que publicamos suele ser visto por los millones de usuarios que hay en la red. Si bien existe la posibilidad de tener una cuenta privada donde sólo te lean tus seguidores y recientemente Twitter ha incorporado la posibilidad de que se creen círculos selectos de usuarios que pueden leer determinados tweets, la esencia de la red es la de un foro abierto. No es casual que sea considerada como un espacio fundamental para la construcción de agenda en los medios y que los periodistas sean los que más  usan esta red, a pesar de que no sea la que más usuarios tiene”. 

Por su parte, Fraticelli marca que “estamos viviendo una era muy particular. Cada vez que cualquier individuo crea una cuenta en alguna red social, se constituye un medio de comunicación nuevo. Es algo que genera una enorme cantidad de posibilidades hasta hace un tiempo impensadas.” A su vez se centra en dos características  que observa como fundamentales en las plataformas: una en lo que refiere a la forma, la temporalidad, y otra en lo que respecta al contenido, el humor. “El humor hipermediático es el humor que se genera en la interacción entre tres sistemas de medios de la hipermediatización: el sistema de medios masivos, el sistema de los medios soportados en internet y el sistema ‘underground’, que es aquel que está vinculado a la mensajería y a otras plataformas que son de difícil acceso, como Zoom, Messenger, Telegram. Es decir, las que pertenecen más al ámbito de lo privado. En ese sentido, el humor hipermediático se genera en esa interacción, cuando hay una apropiación por parte de los internautas de las transmisiones televisivas y esa apropiación después se expande en las redes y nuevamente es retomada”. 

Fraticelli destaca la cuestión de la temporalidad especificando que “mientras que en los medios masivos la sátira política con respecto a un evento político era previa o posterior al evento político, hoy en día se producen las redes en el mismo momento que se producen los eventos políticos”. De manera que resulta suprimida la distancia temporal dado que “ahora, en el momento en que se está produciendo un hecho político, hay tuiteros que están subiendo memes, sacando imágenes de la televisión, modificándolas, haciéndolas graciosas, etc.”, una lógica que, según él, incorpora a lxs ciudadanxs al debate político.

Con relación a este fenómeno, Mazzuchini subraya que la discusión acerca del debate público, conversación pública y debate político, exceden a las plataformas digitales y provienen de conflictos previos y de mayor envergadura, proponiendo que “las concepciones ́inocentes suelen estar enunciadas por sectores políticos conservadores que ejercitan la violencia día a día sobre grandes sectores de la población permanentemente criminalizados. El discurso antipopulista representado por sectores ligados a Cambiemos son un ejemplo de esto. No es muy diferente a lo que ocurre en el discurso libertario, donde la aparente libertad que dicen defender implica esclavitud y sumisión para grandes sectores populares, porque lo que se oculta es que sus propuestas solo abrevan en un fascismo de mercado. Eso sí, los libertarios se ufanan de no guardar las formas y decir las cosas como son. Pero su idea de libertad no es más que la de unos pocos”. En lo que respecta a Twitter, entiende que esta plataforma es una suerte de “vidriera de lo posmoderno” en la que aparece constantemente el recurso al sarcasmo, la ironía y el nihilismo como rasgo que atraviesa a distintas corrientes políticas.

Respecto de las posibilidades que las plataformas permiten, desde la cuenta “Perón del Conurbano” plantean que, con la llegada de las plataformas, “apareció una herramienta importante que hay que aprender a usar. Facebook, Twitter e Instagram te dan ciertas posibilidades pero no siempre con claridad de cómo hay que utilizarlas y cuál es la mejor forma. Está en uno saber usarlas”. El punto es que todo parece depender de cierta capacidad de imaginación para producir contenido a gusto del público. Esto señala la importancia de prestarle atención a lxs seguidores que permanentemente se renuevan. “Hay que darse cuenta qué es lo que más rinde para una cuenta sin perder la línea de fondo. Por ejemplo, en nuestro caso son los temas políticos”, aclara. Por su parte, el usuario “La política en memes” señala que las plataformas también son un lugar de posibilidades “para la difusión de ideas y contenidos de toda índole. En nuestro caso la intención es sintetizar en un solo lugar dos aspectos que nos parecen importantísimos: la política y el humor.”

 

LOS LíMITES EN LAS PLATAFORMA PRIVADAS

Los términos y condiciones que las plataformas privadas imponen, de forma explícita e implícita, son fundamentales para comprender ciertas posibilidades y ciertos límites que lxs usuarixs van a encontrar en cada una de estas plataformas. Sin embargo, según un análisis llevado a cabo por Visual Capitalist, el  97 por ciento de las personas de entre 18 y 34 años acepta las condiciones sin leerlas. En esa sintonía el artículo del portal de estadísticas Statista analiza los términos y condiciones de los años 2020 y 2021 de las  plataformas más importantes y, tomando como referencia un ritmo medio de lectura de 240 palabras por minuto, propone que nos llevaría 23 minutos y 30 segundos leer los términos y condiciones de Twitter,  17 minutos y 12 segundos hacerlo para Facebook y un total de 9 minutos y 42 segundos en el caso de Instagram. La mayor dificultad, empero, encontrada en los términos y condiciones es su falta de accesibilidad y claridad en lo que respecta a sus políticas. En este mismo sentido, por ejemplo, Twitter se define como “estar al servicio de la conversación pública”  y a su vez es considerada como la plataforma de mayor peso político y de debate, a lo que Mazzuchini argumenta que “la conversación pública no puede ser pensada como una instancia de diálogo sin conflictos. La realidad es que los antagonismos nos atraviesan y la idea de una ‘esfera pública’ donde la comunicación es transparente y pura, despojada de conflictos y malentendidos, es realmente una ilusión”.  

En la misma sintonía, Fraticelli sostiene que estos los límites de las plataformas son confusos y marca la contradicción respecto que “por un lado siempre se dice que una vez que algo fue subido a las plataformas es difícil que desaparezca; por otro lado, algo puede ser censurado por la misma plataforma y supuestamente no se puede volver a subir.” Pese a estos límites y dificultades para utilizar las plataformas, sostiene que “los internautas han ido encontrando a lo largo de los años distintas estrategias para sortear estos límites, cambiándolo, modificándolo, poniéndolo en canales con menos seguidores. En lo que respecta al humor, pensar en los límites es fundamental porque para estas plataformas siempre se está en la línea entre lo decible y lo no decible. En ese sentido siempre está en juego el límite”. Algo similar plantea “Perón del Conurbano” en cuanto a los límites que constantemente imponen las plataformas: “la prohibición de imágenes violentas, desnudos, insultos, entre otras cosas. Son cada vez más exigentes con ese tema y en algunos casos poco claro, lo cual en nuestro caso es un dolor de cabeza para una cuenta que hace humor y política”, sostiene.   

 

 

CAMBIOS, PARTICULARIDADES Y ANTECEDENTES DE LAS PLATAFORMAS

Generar contenido bajo las condiciones de predominio actual de las plataformas como vía de acceso a la producción y circulación de información requiere una constante readaptación de los usos de las mismas por parte de lxs usuarixs ante distintos “imprevistos”. En ese sentido, Mazzuchini discute con la idea de la “participación libre y segura” y la “garantía de libertad” de las que las plataformas se hacen eco.  “Ninguna participación es libre y segura en estas plataformas privadas. La decisión sobre los baneos de cuentas y censura de contenidos son unilaterales por parte de la empresa, a pesar de que se presenten como una herramienta que asegura la libertad”. Esto da cuenta de uno de los problemas de la realidad actual en que los espacios públicos resultan gobernados por intereses privados, los cuales participan mediante distintas cuentas fake siendo administradas por distintas agencias de marketing y comunicación política, que operan en beneficio de sus clientes, sean candidatos o figuras políticas y empresariales en general. “La incidencia a través de un hashtag coordinando miles de cuentas automatizadas, junto con usuarios orgánicos militantes o bien community managers. Además no olvidemos que hubo gente procesada por twittear en estos últimos años, muchas veces sin siquiera representar amenazas”, afirma Mazzuchini.

Desde su perspectiva, Fraticelli reconoce que siempre hubo límites de lo decible y lo no decible y según los momentos históricos fueron más o menos explícitos. Propone un paralelismo entre los límites de la actualidad y aquellos vigentes en el momento de institucionalización de los medios tradicionales. “En el caso del humor, que nace en los grandes géneros mediáticos, había una producción humorística que estaba regulada por las instituciones, es decir, los canales de televisión, las radios, los diarios, las revistas, las ediciones de libros. Esas instituciones tenían sus manuales de estilo que operaban con una censura previa a la producción y tenían unas gramáticas operando que estaban vinculadas al momento moderno de la cultura, donde hubo un disciplinamiento del humor”. Además, recuerda que ya desde comienzos de la modernidad, en Europa el humor se fue disciplinando a medida que el hombre fue siendo civilizado. “La gente antes se divertía quemando animales o los bufones de las cortes eran muchas veces personas con discapacidades y eso era objeto de burla. Con el paso del tiempo eso se va regulando en la vida social. No quiere decir que no exista en la vida social la burla pero las instituciones de la  modernidad irían inhibiendo esos géneros.” Una regulación que, según el especialista, también estaría vigente cuando fueron apareciendo los medios masivos. 

En relación al surgimiento de las plataformas, Fraticelli plantea que hubo un “resurgimiento” de ciertos géneros que habían sido censurados anteriormente por las instituciones pero aggiornados a la actualidad. Reconoce que en las plataformas “aparece una producción humorística que ya no es eficazmente regulada por las instituciones, porque muchas veces la censura es postproducción y en lo que el resto de los usuarios quiere o no. Por ejemplo, en los portales de noticias y en los medios masivos, muchas veces se retoma esa producción que sucede en las redes, como si fuese el medio adopta una posición, como si fuese transparente. En realidad por supuesto eso oculta una curaduría de parte de la institución de qué memes elige, cuáles publica y cuáles no. Estas prácticas y límites son aparentemente nuevas, pero como podemos observar, hay fuertes antecedentes de estos elementos a lo largo de la historia”, señala.  

Desde el rol de usuarix, “Perón del Conurbano” pone el foco en la cuestión de la creatividad y la necesidad de responder a lo que otrxs usuarixs quieren ver, como en su caso que “en un primer momento la cuenta tenía la intención de dar visibilidad a algunas noticias que quizás no tenían la publicidad que merecían”. Posteriormente fue mutando a lo que es actualmente, una suerte de resumen diario (cuando se puede) con humor, noticias y archivo. Recurriendo a una mirada más humorística, “esta nueva forma permite llegar a más gente y visibilizar los contenidos de una forma más indirecta.” Desde la “Política en Memes” consideran que en los memes encontraron “una gran herramienta para difundir contenido claro, con humor y que interpela. Poseen un gran poder de visibilización y te puede llegar a dar a conocer de forma masiva. Eso sí, no hay que perder de vista que esta visibilización puede ser de forma positiva o en algunos casos negativa, esa es parte de la dinámica particular de las plataformas y de la que hay que hacerse cargo.”

 

¿EL ANONIMATO Y EL HUMOR?

A lo largo de los años, lxs usuarixs han ido encontrando ciertos mecanismos o herramientas que juegan al límite con las condiciones impuestas por las plataformas. La modificación de ciertas letras de palabras que podían ser cuestionadas por las plataformas por números o signos, la utilización de las plataformas para difundir enlaces a otras páginas donde se puede difundir ciertos contenidos, el humor como herramienta de difundir cierto contenido y el caso de lxs usuarixs anónimxs, son algunos ejemplos de estos límites. Sin embargo, en el caso del anonimato, Mazzuchini advierte que “por un lado la plataforma invita a registrarnos con nuestra identidad real, pero por otra parte el negocio de las cuentas anónimas, fake, son bastante importantes como para que Twitter tome medidas al respecto. La arquitectura de la plataforma está pensada también para ese tipo de cuentas, aunque no sea dicho explícitamente”. Ante esta mirada, surgen nuevos interrogantes acerca de la innovación de esta práctica, la potencia y los límites que presenta, ya que “en algunos casos el anonimato puede tener potencialidad política, pero en otros se puede transformar en una amenaza o experiencia desagradable para otros usuarios. Pero no hay que perder de vista que no son prácticas nuevas. El anonimato en política es bastante antiguo, pero adquiere hoy nuevas modalidades a partir de la digitalización”. Y agrega que “todos nuestros datos suelen estar registrados en internet, para poder sortear esos controles se necesita un saber especializado que no todos poseen”.

Si el anonimato en plataformas no es tal como se presenta y los dueños de las mismas pueden acceder fácilmente a los registros de las cuentas, ¿para qué se siguen utilizando las cuentas anónimas?, ¿se complementan con otras herramientas?, ¿qué ventajas presentan? Fraticelli insiste en la importancia del humor hipermediático como herramienta esencial de las plataformas y propone que hay diferenciar entre lo que es contenido “humorístico” del que es “serio” debido a que “pese a que ciertos estudios muestran que hay menos internautas que producen humor en comparación a los que producen discursos serios con respecto a un evento político, el poder de propagación que tienen las publicaciones humorísticas es muchísimo mayor que las serias. Esto tiene que ver, por un lado, con la potencia que tiene el humor de sintetizar situaciones complejas, algo que siempre ha tenido el humor. Y, por otro, porque es una síntesis que genera placer, un placer risible. El humor político tiene la potencialidad de ampliar lo decible mediante insultos o críticas, ya que está amparado en el marco de lo risible y toma otra cara, otra identidad”. 

“Perón del Conurbano” destaca el papel tanto del humor como del anonimato.  En lo que concierne a este último, sostiene que “al no poner un nombre real, al no mostrarse, es como si la cuenta tomara vida propia, en un momento la gente pierde la noción de que hay alguien de carne y hueso atrás. Eso permite discutir o hacer un humor que quizás dudarías de hacerlo si te conocieran. Creo que ese es uno de los secretos, despersonalizar la cuenta. Permite limitar el ámbito de discusión a lo que se publica y nada más”. Sin embargo, también reconoce algunas desventajas, porque esta herramienta suele ocasionar la pérdida de ciertos beneficios u oportunidades de negocios y es la causa de que algunas cuentas terminen develando su identidad. En la misma sintonía, “La política en memes” argumenta que “poner o no poner un nombre depende del tipo de cuenta que se quiera manejar. En algunos aspectos te sirve más y en otros menos, pero en el caso de esta cuenta la intención no es hacerse conocido sino que los protagonistas sean los memes y la política y al no exponerse uno lo hace con mayor libertad”.

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