viernes 26 abril, 2024

LA GUERRA INVISIBLE DE MACRON

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, busca, inscribirse en una tradición bélica francesa para reinventar su semblante. Los intentos de reformas de corte neoliberal que impulsó desde que asumió en 2017 provocaron un amplio rechazo en la sociedad francesa, que catapultó movilizaciones estudiantiles y las manifestaciones de los gilet jaunes. En conversación con Fixiones, el historiador francés Didier Folléas explicó cómo Macron intenta interpelar a la sociedad francesa desde una retórica militarista, en una tradición en la que se destacan las figuras históricas Napoléon Bonaparte y el líder de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y luego presidente 1959 y 1969, Charles De Gaulle. 

Por: Martín Mitidieri / Ilustración: Fixiones 

Desde Marsella 

Al cierre de esta nota, Francia, según las cifras oficiales, sumaba 56.989 personas contagiadas y 4.032 víctimas fatales a causa del Covid-19, lo que ubica al país galo cuarto en el conteo mundial. Entre los primeros tres están sus vecinos Italia y España, y encima la región de Francia que concentra la mayor cantidad de víctimas fatales es el noreste, que linda con Alemania. Salvo por la llegada del verano, las perspectivas no son buenas. Macron, cuestionado antes de la llegada del Covid-19, encontró en esta crisis una oportunidad. En un vuelco a su temple liberal y dialoguista, el 16 de marzo, en un discurso que quedará en la historia, se dirigió a más de treinta millones de franceses que lo seguían en vivo, apelando a dos viejas armas de la política: el paternalismo y la guerra. Encontró aquí su punto más alto de popularidad desde abril 2018. Su alocución de poco más de veinte minutos estuvo dividida en dos partes bien diferenciadas, una en la que habló como Jefe de Estado, y la otra como Jefe de Guerra.

En diálogo con Fixiones, el historiador y escritor francés Didier Folléas, recupera los señuelos que nos dejó Macron para inscribirse en la historia política y militar de Francia. Del Estado de Providencia a François Mitterrand, del bonapartismo a Charles De Gaulle, de Napoleón Bonaparte a la Unión Europea, Didier Folléas nos invita a dar un paseo por la historia francesa que nos aportará claves para entender a Macron, sus contradicciones y su estrategia política.

“Estamos en guerra. Desde luego, en una guerra sanitaria, no luchamos contra un ejército ni contra otra nación. Pero el enemigo está ahí, invisible, escurridizo, que progresa. Y eso requiere nuestra movilización general”. En solo diez minutos, Macron dijo seis veces que Francia estaba en guerra, ubicó una primera línea de enfermeras y médicos, y trató esta crisis como si fuera un combate. La apelación a un “enemigo invisible” fue utilizada por varios mandatarios, incluso por el presidente argentino Alberto Fernández, aunque sin una impronta bélica y con una enunciación diferente en relación al “nosotros”, como se verá más adelante en este artículo. 

Las frases de Macron se inscriben en la larga historia de discursos en situación de guerra de Francia. En su discurso siguiente, del 25 de marzo, Macron habló con la misma gravedad  – dijo en diecisiete minutos seis veces guerra y doce veces nación -, pero esta vez se lució también la puesta en escena. Se desplazó hasta el campo de batalla, el hospital militar de Mulhouse, en Alsacia, tierra de históricas disputas entre franceses y alemanes. Sin embargo, el hospital militar tiene apenas treinta camas, en un país que suma 56.989 contagiados.

Coronavirus: Ciencia y Estado

La gestión de la crisis del coronavirus puso de relieve la importancia de la ciencia y la medicina para controlar al virus, orientar a la población y encontrar una vacuna. Los funcionarios se rasgan las vestiduras pidiendo por datos claros sobre los contagiados y muertos. En Francia, los principales medios de comunicación repiten escandalizados la manipulación china de las cifras y todos los perjuicios que esto trajo para la propagación, y que trae para el manejo del virus. Tomar un trozo de la realidad, analizarlo y conocer sus propiedades es reconfortante para que actuemos en este mar incapturable de fenómenos que es la realidad. Según Didier Folléas, “la noción de ciencia aparece en varias partes del discurso de Macron. ¿Qué es lo que funda mi poder? –aquí hablo como Macron -. No es el mandato electoral que ustedes me dieron. Al hablarles no les hablo en función de lo que ustedes me piden, sino de lo que los científicos me dicen, la referencia es: La Republica de Expertos”. Pero esta sujeción a la verdad no se da ni en las cifras francesas. Cuando hoy día escuchan que en Francia hay 3.523 muertos por el virus, contabilizan sólo los muertos en hospital, en un país donde hay casi 800.000 personas que viven en residencias geriátricas con una edad promedio de 85 años. Según el ministro de Salud, Jerome Salomon, las cifras de muertes que no ocurrerieron en hospitales se brindarán esta semana. Por otro lado, que las decisiones de Macron sean dirigidas por las previsiones científicas pueden permitirle en un futuro descargarse de responsabilidad.

“Otra palabra que nos dice mucho Macron en su discurso es ´proteger´. Macron se presenta como aquel que protege, y a la vez como aquel que reprocha a los otros de no protegerse. El Estado Protector o Estado Providencia ha sido puesto en Francia y en Europa en 1945. Este Estado Providencia juega un rol esencial al lado de los privados. Protege y a la vez dirige, es estratega”, sostiene Didier Folléas. El rol protector es una novedad del gobierno de Macron, de claro corte liberal. Sin ir más lejos, hace meses que pretende hacer pasar una reforma de carácter neoliberal del sistema de jubilaciones. La reforma fue contestada con sucesivas manifestaciones por parte de los sindicatos desde diciembre 2019. Sin embargo, en los albores del coronavirus, su ministro del Interior, Édouard Philippe, hizo pasar por decreto – conocido como artículo 49.3 – la reforma, al tiempo que suspendía los agrupamientos de más de 5000 personas. De todos modos, la crisis le estalló en la cara, y la necesidad de que el Estado asuma otro rol lo llevó a dar marcha atrás con la reforma en el discurso mismo del 16 de marzo. 

 

¿Cuáles son las implicancias en Francia de tener un discurso que apele al rol protector del Estado, y cómo llegamos, en esa línea, hasta Macron?. “Al final de la segunda guerra mundial quienes toman el poder son los diferentes movimientos de resistencia, y aquí la izquierda es muy fuerte. En 1945 el primer partido político francés es el partido comunista. En las elecciones de 1946 el partido comunista francés, presentándose solo saca un 25 por ciento de votos. Las otras fuerzas políticas son los socialistas de León Blum, los demócratas cristianos y una persona: Charles De Gaulle. El Estado Providencia que se creó fue destruido progresivamente a partir de 1986 con la llegada del neoliberalismo. En Francia el neoliberalismo llega más tarde que en el resto de Europa. Ante esta desarticulación de la injerencia del Estado, el Partido Socialista explota: una parte se alinea a la mundialización liberal, (François) Hollande, por ejemplo, y otros como Mélenchon conservan una forma más radical. Aquí llega Macron, que es un adepto de la mundialización liberal pero con un lenguaje específico, la idea de ponerse por encima de los clivajes izquierda/derecha. Toma como herencia la derecha liberal y la izquierda centrista del tipo Hollande”, explicó el historiador. 

Debemos recordar que en Francia el movimiento de chalecos amarillos se manifestó durante más de un año, cada sábado, sin representación política, pidiendo por la vuelta del rol del Estado que hoy Macron enuncia. “Los chalecos amarillos constituyeron la primer ruptura del gobierno de Macron, ya que tuvo que hacer concesiones. Hay muchas formas de estudiar a los chalecos amarillos. Una de ellas es que son aquellos que hacen un llamado a la protección del Estado a través de los servicios públicos. Aquellos que la economía liberal niega”, sostiene Didier Folléas. 

Que el rol protector del Estado urge en tiempos de crisis no es algo nuevo. Lo novedoso del discurso de Macron es el abuso de la retórica militarista combinado con un personalismo y paternalismo que hasta ahora le fue completamente extraño y que rompe con su tradición liberal.

 

Estamos en guerra, Alemania pagará

Macron anunció toda una batería de medidas por las que el Estado mantendrá la vida de los franceses a flote: seguros de desempleo, retribuciones a los comerciantes, artesanos y monotributistas, exención o postergación del pago de impuestos y/o servicios. Medidas similares a las que tomó el gobierno argentino, pero el presidente Alberto Fernández hace frente a una dificultad que a Macron no le toca: el trabajo en negro y la dificultad para llegar a todos los argentinos, como también ocurre en México. Ante estas responsabilidades asumidas por el Estado, se desliza la pregunta: ¿quién pagará todo esto?

A fines de la primera guerra mundial, las arcas francesas estaban exhaustas y el gobierno necesitaba dinero para la reconstrucción post-guerra. El ministro de finanzas de Georges Clemenceau (Primer Ministro de Francia en los períodos 1906-1909 y 1917-1920), Lucien Klotz, esbozó una frase que quedó en el acervo político francés: “Alemania pagará”. Macron, luego de anunciar el resarcimiento económico, y el esfuerzo que hará el Estado para mantener a la primera línea (los taxis, hoteles, guarderías, el material que necesitarán enfermeros y médicos) fue igual de contundente: “El Estado pagará”. Si la frase estaba inspirada en Klotz, no será muy venturosa para los franceses: Alemania terminó de pagar su deuda en… ¡1990! La pregunta es, no obstante, a qué Estado se refiere Macron, ¿no será un mensaje para la Unión Europea?

 

“Hoy hay una lucha fuerte en la Unión Europea, entre los países mediterráneos, España, Italia, Grecia y también Francia, que quieren que se genere deuda para sortear la crisis del covid-19; y los del norte, Alemania y los Países Bajos, que quieren que cada país solucione lo suyo. El reglamento de la Unión Europea los apoya: la salud es un asunto de cada Estado. Sobre los Estados miembros de la Unión Europea rige desde el 2011 una regla que los obliga a que sus PBI tengan un déficit público inferior al 3 por ciento. Esto, el pacto de estabilidad y los fondos de ayuda europeos están siendo revisados ahora”, sostuvo el historiador. El viernes 20 de marzo la Unión Europea anunció la suspensión temporaria de esta regla. En los últimos días avanzó aún más, se suspendió también el pacto de estabilidad que impone una disciplina presupuestaria a los países miembros de la zona euro. Hoy está en discusión entre los dos bandos esgrimidos por Folléas si se permite la emisión de “coronabonds” para solventar la crisis, o si Angela Merkel -Canciller federal de Alemania – no afloja el brazo y se mantiene el cada uno para sí. A fin de cuentas, un siglo después, la afirmación de Klotz sigue siendo válida.

“En Francia no se puede hacer política sin hacer referencia, de una manera u otra, a De Gaulle (1959-1969). En sus dos discursos Macron lo hace, apelando al ´Yo´. En los discursos de Macron el poder desciende verticalmente, es dirigista, un Jefe de Guerra, como podíamos escuchar en De Gaulle, que es a la vez una herencia monárquica”. Esto es una diferencia con las últimas declaraciones de Alberto Fernández. Si bien menciona (¿inspirado en Macron?) que es una guerra contra un enemigo invisible, el mandatario argentino habla de los logros del gobierno como logros de la sociedad – en una tensión que contemplamos en esta nota – , el “nosotros” es todos los argentinos, tal como se ve en la Carta del presidente Alberto Fernández a los argentinos https://www.casarosada.gob.ar/slider-principal/46782-carta-del-presidente-alberto-fernandez-a-los-argentinos, publicada el 20 de marzo, luego de anunciar la cuarentena; el francés, por el contrario, utiliza el “yo”, y cuando utiliza el “nosotros” es él, los funcionarios, y los científicos. Es ese grupo reducido quien “combate” al covid-19, los otros, los ciudadanos de a pie tienen que obedecer. 

En un pasaje de su discurso, el presidente se refiere a los hijos de la Nación: “Estamos en guerra. La Nación apoyará a sus hijos que, personal de la salud en la ciudad, en el hospital, se encuentran en primera línea en un combate que les va a demandar energía, determinación, solidaridad. Tienen derechos sobre nosotros”. Los hijos no son los franceses, sino quienes realizan el acto patriótico, sacrificial, de luchar contra el enemigo en las trincheras. Cuando Macron dice que “tienen derechos sobre nosotros” recupera a Clemenceau. El 20 de noviembre de 1917, frente a la Asamblea Nacional dijo: “Esos franceses que nos vimos obligados de lanzar a la batalla, tienen derechos sobre nosotros”. La frase se volvió emblemática en el período de entreguerras para los combatientes que reclamaban apoyo estatal para rearmar sus vidas. 

En el discurso del 16 de marzo, Macron enunció en el orden siguiente: primero reprochó a los franceses su desobediencia, les dijo que La Nación los protegerá, y luego instaló la retórica militar. “En sus discursos Macron intenta posicionarse como un gran hombre de la historia, que está por encima de la pelea, que es protector, decisor y salvador. En este sentido hay una referencia bonapartista también, superar el clivaje derecha-izquierda y resolver la contradicción entre República y Monarquía. Macron dice siempre ´al mismo tiempo’”, es decir, ´yo soy al mismo tiempo de izquierda y de derecha, de la base y de la cima´. Tenemos entonces una inscripción en la historia militar, a la Napoleón, a la Clemenceau, a la De Gaulle, y ahí estamos en una cierta tradición francesa que es una tradición de derecha, personalista y militar. Para hacer frente a un virus podría bien haber hecho referencia a una tradición republicana” sostiene Didier Folléas. 

Hay una voluntad deliberada de Macron de inscribirse en una línea histórica de los grandes personajes que hicieron frente a los acontecimientos dramáticos de la historia francesa. “De Gaulle y Mitterrand (1981-1995) son dos figuras que construyeron su poder posicionándose en la historia francesa. Macron intenta tener esta relación a la historia, lo tiene por su cultura: tiene una cultura histórica muy importante. Por el contrario, lo que no tiene, por su edad, es que no vivió ninguna guerra, cuando quienes tuvieron esa relación trágica con la historia la habían vivido. Él forma parte de una generación que no tiene esa experiencia histórica. Por el momento Macron intenta salirse de quién es, de dónde viene. ¿Es sincero? ¿Es un tipo que tiene sentido de la historia, o es puramente estratégico? no lo sabemos, eso está por verse”, sostuvo el historiador.

Marx empieza su célebre 18 Brumario de Luis Bonaparte diciendo que los grandes hechos y personajes aparecen dos veces, una como tragedia y la otra como farsa. No contó con que 160 años más tarde un liberal, pretendiendo emular al trágico, termine quizás siendo la farsa de la farsa. Por cierto, los hechos y personajes son bien distintos, pero hay algo que es indiscutible, 

 

En su alocución del 16 de marzo, luego de anunciar las medidas de apoyo a “la primera línea de combate”, conformada por enfermero/as y médico/as, aseguró: “El Estado pagará”. 

Si cuando me voy a dormir sé que en mi cocina hay 8 vasos y 4 copas, cuando me despierto, lo hago tranquilo sabiendo que todavía estarán alli. Pero si cuando me despierto me faltan dos vasos, voy a acusar un robo, y el robo es angustia; no es la falta de dos vasos, sino el robo de la verdad. No sacia mi angustia el poder tomar agua, sino porque no El discurso de verdad tranquiliza.    

un giro a jugadanos dejó señuelos de su tentativa de situarse empezó una guerra que lo puede dejarlo bien parado de cara a las elecciones de …, o superar la dualidad hegeliana convirtiéndose en la farsa de la farsa bonapartista.

 

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