viernes 26 abril, 2024

“HAY QUE CAMBIAR EL PARADIGMA DE LA GESTIÓN PÚBLICA”

Perfil conversado de la diputada del Frente de Todos Daniela Vilar, quien con 37 años tiene una amplia trayectoria de militancia popular en su barrio, Lomas de Zamora, con una agenda centrada en el ambientalismo popular, el feminismo y en  la urgencia de los y las más necesitadas. “Con compañeros y compañeras empezamos a entender la importancia de repensar la cultura del descarte, del consumo y la de la economía circular”, afirmó Vilar.

 

Por Paula Sabatés |  Fotos: Melisa Molina

 

Daniela agita. En la cabecera de una de las columnas que marcha contra la crisis climática, con su campera Adidas verde del Pollo de Okupas, mueve los brazos, conduce y canta: que “sin justicia ambiental no hay justicia social”, que “arriba el ambientalismo popular”. Es diputada nacional pero ahí, en la multitud, es “la negra”, esa joven de Lomas de Zamora que desde siempre patea el barrio levantando las banderas de Perón. Aquella que, como acostumbra decir, es producto de “un proyecto político que a los del fondo, a los de los barrios, les devolvió la dignidad.”

  Con 37 años y una notoriedad pública en ascenso, Vilar es la referenta de La Cámpora en ese distrito del sur del Conurbano bonaerense y también la exponente más destacada de la organización en temas socioambientales, en un Congreso al que se le reclama cada vez con más urgencia la sanción de leyes de esa índole. Dirá en esta entrevista que “como gobierno hay que cumplir con el contrato electoral” y hasta que “hay que cambiar el paradigma de gestión pública”. Pero sobre todas las cosas, que “lo urgente es terminar con la desigualdad”.

“Nuestro gobierno tiene la obligación de crear puestos de trabajo y, sin dudas, lo va a hacer. Pero hay un sector que sigue estando afuera del sistema y por eso hay que pensar nuevas o no tan nuevas estrategias, como el cartoneo o la recuperación de residuos con inclusión social”, dice a Fixiones desde su perspectiva territorial.

 

 

–¿Por qué ambientalismo “popular”?

 

–Porque el principal problema ambiental es la pobreza y, a la inversa, los problemas ambientales profundizan las situaciones de vulnerabilidad. Nuestro compromiso está en la construcción de políticas públicas que solucionen la problemática de los pibes con plomo en sangre, porque eso hace que tengan problemas cognitivos que terminan derivando en la no terminalidad educativa y eso desemboca en un problema social de mucha complejidad. Lo mismo con la alimentación. No podemos no hacer nada frente a niños y niñas que no tienen el peso y la talla que tienen que tener; tenemos que construir políticas de soberanía alimentaria para que puedan comer bien. Y así con cada problemática de la casa común.

 

–Como diputada construiste una fuerte personalidad vinculada a lo ambiental. ¿Cómo llegaste vos ahí?

 

–No interpelada por ninguna ONG, sino porque en Lomas, mi distrito, con el macrismo se profundizó la problemática de los cartoneros y con compañeros empezamos a entender la importancia de repensar la cultura del descarte y del consumo y la de la economía circular. Lo mío en el Congreso no es mérito personal, soy parte de una construcción y un proyecto político que tiene una conducción bien definida. Solo trato de expresar de la mejor manera posible las líneas de trabajo de esa conducción. Como dice Máximo Kirchner, mis compañeros son mejores que yo.

 

 

 

La entrevista dura más de una hora pero a los diez minutos ya nombró dos veces a quien, dice, debe el lugar donde está hoy. “No sólo la banca, que es circunstancial. Yo a Néstor (Kirchner) también le debo la vida, la dignidad”, afirma.

Hoy politóloga, magíster en políticas públicas y con otros estudios de posgrado en su haber, Vilar es hija y nieta de una familia “explotada y sin derechos” que se las rebuscó para sobrevivir. Su abuelo se mudó de muy joven a un terreno lindero a un basural a cielo abierto del conurbano y antes de terminar la primaria tuvo que dejar la escuela y hacer changas para poder comer. Con su abuela no tuvieron nada hasta la llegada del peronismo. Tiempo después armaron su propia verdulería, donde la hoy diputada se crió. En las paredes había un cuadro de Gardel, de Evita y de Perón.

“Crecí con la conciencia de reconocer a ese tipo como alguien a quien agradecerle, porque mi abuelo me decía que gracias a Perón nos podía dar de comer. Y algo parecido me pasó a mí años después, cuando tras el 2001 vino Néstor y tomó la decisión de redignificar al pueblo argentino. Porque a mí directamente me significó la posibilidad de ser”, cuenta Vilar, que en el 2003 ya militaba en la Villa 31 y había atravesado con angustia los violentos años noventa, durante los cuales, entre otras tragedias sociales, a su mamá la habían cesanteado de su trabajo en Entel.

Hace poco posteó en su cuenta de Instagram un video de hace diez años. Tiene 26 años y alguien le pregunta qué cree que va a estar haciendo en una década. Se ríe y dice “no tengo idea pero seguramente voy a estar militando, exactamente igual que ahora”. No se confundió: el 4 de diciembre de 2019 juró como diputada nacional, producto de la elección que llevó al gobierno al presidente Alberto Fernández. “Por el pueblo, por Perón, por Evita, por Néstor y por Cristina, sí, juro”, exclamó.

 

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“No hay forma de no cumplir con el contrato electoral que en 2019 le propusimos al pueblo”, dice unos días después de la derrota del Frente de Todos en las PASO. “Tampoco hay manera de juzgar el proceso político de ese tiempo hasta esta parte sin el prisma de la pandemia, que es obvio que se tiene que analizar”, señala.

Para la diputada, el gobierno “asumió, controló y llevó bien” la responsabilidad de sobrellevar la inesperada crisis sanitaria, sobre todo a través del que considera “el plan de vacunación más trascendente de la historia de nuestro país”. “Ahora bien, además de garantizarle la vida y la salud a los argentinos en el marco de la pandemia, también tenemos que asegurarles un desarrollo de vida. Ir tras los sueños y cumplirlos”, desliza.

 

–¿Cómo? ¿A qué te referís?

 

–A mejorarle la vida a la gente en términos de llegar a fin de mes, de comer bien, de poder alimentar bien a sus hijos e hijas, de acceder a los sistemas públicos de salud, educación. Sin ir más lejos, todo lo que tiene el peronismo como bandera. Hacia ahí hay que ir.

 

–¿Y para la pospandemia?

 

–Acá te responde la Daniela politóloga en conjunción con la militante: cambiar el paradigma de gestión pública hacia uno que sea necesariamente participativo. Incorporar algunas líneas de gobierno abierto donde la ciudadanía participe activamente de la co-creación de políticas públicas. Eso es fundamental.

 

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Cuando no está sesionando en el Congreso o agitando a su banda en la movilización ambiental, Vilar pisa fuerte las calles de Lomas, su pata territorial. Empezó a militar en el populoso distrito del sur del conurbano a los trece años en la capilla del barrio, fue concejala por el Frente para la Victoria poco después de cumplir 30 y fue elegida por Martín Insaurralde -entonces intendente, recientemente designado como jefe de gabinete de la Provincia de Buenos Aires- para acompañarlo en la mesa local de Argentina contra el Hambre, entre otras cosas.

“No sé si es porque acá nació Dios, pero en Lomas hay un arraigo y un sentimiento especial”, dice con fanatismo maradoneano. Y agrega: “Vos te encontras con cualquier lomense viviendo en cualquier lugar del mundo y te dice que es del barrio, aunque hace años que ya no viva ahí”.

Multifacética en varios aspectos, Daniela fue además una gran arquera de handball, deporte que practicó muchos años y que la llevó incluso a formar parte de la selección nacional. Cuenta que en su casa durante el período de los gobiernos neoliberales de Menem y De la Rúa, vivían con lo justo y que cuando tenía que ir a entrenar a La Plata y viajaba con siete patacones que en el tren privatizado no le querían aceptar. “Hoy veo que el Parque Eva Perón de Lomas hay una pista de tartán que solamente se encuentra ahí y en el Cenard y me llena de orgullo. Eso es Lomas. Si querés un centro cultural lo tenés, si querés un gimnasio de alto rendimiento, lo tenés, y si no querés viajar a Capital y querés trabajar ahí, lo podés hacer. Toda tu vida está resuelta en Lomas”, destaca.

Un mes antes de la pandemia se casó con Federico Otermin, otro militante lomense que hace más de una década construye sus bases políticas allí. Al hoy presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia, su compañera lo define como una persona “brillante”, con quien tiene la suerte de compartir vida y militancia. “En Lomas somos tan compañeros que nos casamos entre nosotros”, bromea. Tanto Vilar como Otermin son vistos, por propios y ajenos, como figuras centrales de la renovación que vendrá cuando Insaurralde, a quien acompañan desde hace años, no pueda reelegir.


Además de la del ambientalismo, otra de las agendas más fuertes de la diputada tiene que ver con el avance de los feminismos, también desde una óptica popular. “Ganamos el aborto pero seguimos teniendo femicidios y otros tantos tipos de violencia. Nos faltan muchas luchas, entre ellas la de una reforma judicial feminista para modificar la estructura actual patriarcal”, desliza y se pregunta: “¿Qué posibilidad tenemos de no ser violentadas si siete de cada diez personas pobres son mujeres? Hay una pelea que es central y es contra la feminización de la pobreza. Es una lucha muy profunda que hay que dar”.

–Volviendo al Congreso y sobre todo a la cuestión ambiental, la oposición suele acusar al oficialismo de trabar ciertas leyes y ceder al lobby extractivo. ¿Qué ocurre en esos temas? ¿Cuál es la complejidad?

–Es muy difícil en esta composición de la Cámara, donde no tenemos mayoría, poder sacar temas que tocan intereses. No te das una idea de lo que nos costó sacar la ley de manejo del fuego, que está absolutamente enmarcada en el paradigma del ambientalismo popular. Pudimos sancionarla por la presión que existió en la sociedad y por parte de las militancias ambientales con las que co-creamos la ley. Pero la oposición que se dice ambientalista y en los proyectos más naif acompaña, estuvo en contra, aunque después en los medios digan que los que trabamos proyectos somos nosotros. Lo mismo pasó con la ley de etiquetado frontal y con la de humedales. Hay complejidad y gente que defiende esos lobbys en el bloque de Cambiemos. Si lo analizás, te das cuenta de que no es el oficialismo el que traba y que la voluntad política está.

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